La enfermedad perfecta 

Desfilan y desfilan,
él quiere ser el primero
con todos sus nervios.

Más nadie sabe qué poder le da cuerda,
y con su cerebro explosivo y sin diques
nos vende la abstracción de la Patria,
mientras los suyos saquean
y a la oposición se le va el último tren.

En tanto, con su valerosa e iracunda salutación
a todos y todas, la vitalidad del Ecuador
se le sigue yendo por el urinario.

 

DÍAS HUNDIDOS: