De Naturaleza Esencial I
Para: Dieter Eduardo Sonnenholzner.
Cielo y tierra
alimentan a todos los seres,
más cada quien debe aprender
a morder su pan sin estropear al otro
ni todo aquello del otro.
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Nunca será honorable
que otros te vean comer,
y tú no conozcas
el poder de saber convidar.
Por ello,
pretender que te den alimento
sin hacer ninguna gracia,
corre siempre el riesgo de ser funesto.
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La entrega en la búsqueda de bienes superiores funda las vías hacia la ventura,
pero para lograr éxito de largo tiempo hay que tener claro
y conciencia del peligro que todo aquello encierra.
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Lo extraordinario del amor
es la grandeza del mutuo y mutual encuentro,
el arte en esa búsqueda es el no desesperarse,
para ello cuenta hasta diez y encuentra la serenidad.
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Cuidado en la búsqueda del éxito,
te sobrexcitas atacando al otro Gladiador
y te condenas a los azotes de la desventura.
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Cuando se agota el canto masculino,
el varón todo lo recubre con unas salivales proezas.
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Quien no tiene motivaciones
para escrúpulos y reflexiones
terminará friccionando
con todo tipo de frenos
e interrumpirá la vida con delirios.
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Al principio,
quien se sienta por encima de todas las cosas
pensará que llegó a la plenitud de la ventura,
luego lo atrapará la fuerza centrífuga de la consumación
y conocerá una tortuosa peregrinación.
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Cuando la luz se sumerge en el alma de un pueblo
convivirá con Dios y con lucidez.
Así cada peregrino abandonará el temor
y logrará hacer crecer su audacia.
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“No importa que oscurezca,
si hay perseverancia volverá a aclarar,
siempre que se respete la ley de cada casa”.
“El viento se agita y crece con el fuego,
dándole duración y dirección a la claridad”.
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Solo los clanes sobreviven
cuando son firmes sus acuerdos entre sí y con los demás,
y no se dejan vencer por el capricho de tal o cual miembro.
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En virtud de la magnanimidad humana
los emprendedores multiplican los bienes propios y sociales,
en tanto los estrechos de generosidad
solo expanden sus pequeñeces en mayores pequeñeces.
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Un líder parte hacia sus metas en procura de un orden.
La pérdida del orden trae desequilibrios nada venturosos,
un buen líder alberga siempre en sus decisiones
preocupación por el bienestar de sus colaboradores
y por quienes pretende servir.
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Mi Padre que era un caballero,
siempre me aconsejaba:
“Si tienes debajo de tu línea de mando hombres vulgares
no debes usarlos en tus emprendimientos,
salvo que antes hayas liderado su conversión.
De no hacerlo,
desalinearán los acordes y concordancias
para el éxito de cualquiera de tus emprendimientos”.
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Quien llega tarde,
por lo general queda extraviado en el camino,
o quizás se le acabó el camino.
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Cuando los pueblos domestiquen al Poder,
la fuerza domesticadora de nosotros, “el pueblo”,
no dejará que cada ciudadano se pierda a sí mismo de la cabecera,
ni que la cabeza se pierda también de sí misma.
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El que no encuentra manos y brazos para la solidaridad,
no hallará un buen fin.
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“Nunca pasees por tu memoria sin profundizar en sus raíces.
Si logras analizar en sus profundidades
encontrarás las soluciones para tu proceso de existencia – extinción”.
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Mi Padre tenía visiones cuasi cabalísticas,
y me decía:
“Aspirar para arriba te puede revelar el cielo o el vacío
donde y desde donde se dará tu caída,
mientras que aspirar para abajo te puede dejar en estado de sumisión
y afectación fáctica,
en tanto mirar de frente
amplía el marco geométrico hacia numerosos altos grados de visión”.
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Todo acto de creación humana debe evolucionar
de acuerdo a los límites posibles de su operatividad.
Por ello,
el dictamen de los actos del ser humano
deben balancear las restricciones
para no diluir el éxito en la búsqueda de la verdad.
Por eso,
los Chinos recomiendan que no se debe ejercer con perseverancia
ni la restricción ni la apertura,
pues ambas vías agotan o saturan.
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No te encierres en un caparazón
te generara más ignorancia y ninguna ventura.
Es propicio navegar por el mayor número de espacios
para darle sentido a la vida.
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Quien es honestamente firme atravesará el corazón en todas sus cacerías,
y no lo tocará ninguna flecha envenenada si es elegantemente sutil.
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El mujeriego,
el soberbio,
exhibe como éxito su pequeñez.
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Quien humilla reiteradamente
solo alcanzará el centro de la desventura,
luego agotado de humillar,
sus trazados y sus trancos cada día serán más blandos.
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“Quien se conduce sereno,
sabrá siempre alentar la perseverancia con actos sólidos y seguros”.
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“La verdad es el único antídoto contra lo corrosivo”.
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“El arrepentimiento no nace ni desaparece
si no sabes sostener un compromiso”.
“Quien sabe mantener sus compromisos solidifica su vida”.
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Quien disuelve su “yo”
se orienta hacia rumbos divinos,
mas quien no lo hace quedará apegotado
a una durísima piedra.
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“Las atracciones intensas
suelen ser debilidades que extreman flaquezas”.
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Quien se conoce así mismo,
conoce ese punto en el horizonte
donde su alma puede comenzar a mutar.
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Saberse restringir puede ser la fuente para lograr llegar a una meta,
más restringirse excesivamente puede ser un freno que paraliza.
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Los hombres vulgares tienen dos razones para encumbrarse:
La primera,
que algunos lo consideran inofensivos,
y la segunda,
que otros creen que es el Poderoso que los va a proteger
y le ceden al charlatán todo su Poder,
para que luego él pueda exhibir sin pudor sus pretensiones impuras.
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“Ten cuidado con los burros parasitarios,
tienden a embravecerse y hacer tremendos estragos”
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Quien intuye y previene el peligro,
cuantifica y valora los hechos y las posibilidades
para no cometer siniestros mayores.
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Si te tiran maná,
cizañas o mañas,
tú camina firme aunque la masa se la haya comido entera.
Ten claro,
que todo quedará en el vacío y tú caminarás por encima de todo aquello.
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“Quien es poderoso con los puños y débil con las emociones,
no tendrá nobleza para resolver ningún conflicto”.
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En el ordenamiento de la eternidad
juega plenamente lo perecedero.
Esta ley que perpetúa lo perecedero aun los dioses no lo han abolido.
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Quien sabe paulatinamente avanzar
es poco posible que lo saquen de quicio,
por ende cumplirá a plenitud sus sacros o no sacros deseos.
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La evolución obliga al virtuoso a mejorar sus costumbres,
evolucionando o buscando vivir con dignidad,
usando cada una de sus virtudes,
pero sobre todo tendrá conciencia del peligro
y sabrá que nunca estará libre de responsabilidades.
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Quien aquieta sus pecaminosas capitalidades
logrará la plenitud de la magnanimidad,
ya que habrá comprendido que la vida prometedora
no es revolucionaria sino un proceso evolutivo.
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Lo recto y la rectitud
no estarán perdidos si te sabes aquietar.
Más si tu corazón no está contento se asfixiará,
ya que lo habrás inmovilizado con tu propia excitación
porque habrás perdido la coordinación de tus afectos.
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Quien maneja bien la quietud y los avances
dentro de la adecuada temporalidad;
el pleno curso alcanzará con lucidez,
ya que habrá reconocido el balance adecuado para que emerja lo preciso.
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Quien carece de nobleza
para emprender algo con alguien
y pretende seguir avanzando;
tenga claro que terminará extraviado.