CUARESMA POÉTICA
Vital el Poeta frente a lo efímero.
¿Qué sería la vida sin la muerte?
Quizás solamente vacío.
Aquí todos encerrados entre pintorescas angustias,
sin reconocer que solo somos unas encimas cósmicas y cómicas.
Un pandemónium siempre será el canto humano.
Reza y reza,
recreándose y recriminándose
entre cuaresmas y cuarentenas que lo alivian
pero que no lo curan.
El día del Poeta es el día de la palabra,
pero sobre todo del silencio.
Reza – cuaresma – reza.
La poesía será siempre un acto de cuarentena.
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Aquí estamos en un cambio de era,
dónde como sociedad, familia o individuo,
tenemos que readaptarnos.
No es el más fuerte el que sobrevivirá sino el que use sus mínimas
o mayores potencialidades en forma inteligente e integral.
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Este es el momento en que los huéspedes de esta vida
deben entender que la vida no es solamente un proceso de saciamiento,
sino de vaciamiento.
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No tiene sentido azararse queriendo multiplicar el tiempo,
si no tienes claro, que al segundo
hay que sacarle con ritmo y escansión; provecho.
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Un hecho relevante sería que los nietos aprendan
de lo que oyeron de sus tatarabuelos.