¡Nadie cuida a Nadie!
El Poder exhibe una suerte cuasi pornográfica,
sirve para caminar pisando muertos.
Cunde innumerable el atraco,
sus fantásticas ensoñaciones fracasan.
Empecinadamente tratan de ignorar
ante la barbarie de hoy que su terquedad los ha autoderrotado.
“Deberían mirarse adentro, muy adentro de sí mismos”.
Berlín/2016