Ecos y Enjambres
1
Convergerán en ti
el bien y el mal
y los muchachos sonrientes.
2
Si confundes,
sólo seguirás
la cadena de confusión.
3
No te quedes
al vaivén de lo perdido.
4
Nunca te cobijará la tristeza,
si eres fiel.
5
No divulgues tu cordura,
ni contemples para siempre
el canto de tu encanto.
6
Cada cual en lo suyo.
Buenos Aires en primavera.
Tus abuelas te legaron
la brisa de la decencia femenina.
7
La ausencia de amor
es la muerte del nombre.
8
Días irrelevantes.
La genialidad no nos redime
del absoluto olvido.
9
En ti, la historia
y el tatuaje de tus signos.
10
Bailarás sobre baldosas,
ilusionada de porvenir.
11
Recibe la pérdida,
apuntando a un nuevo paisaje.
12
Escribe un poema
mirando a la redonda.
Encontrarás un calidoscopio poético.
13
No te resistas.
La nieve caerá.
Ha de sobrevivir
entre tus muertos.
14
Lo volátil:
Nada es nada.
En la ilusión de la luz,
la noche se sostiene.
15
Todo se aproxima más al error
cuando se abre la conclusión.
1
Sométete a tu propia ira.
Hablará tu mirada inocente.
2
Días sin fin.
Dios está herido.
Deshójate ligero.
3
Todos los atardeceres
se deshacen a cada paso.
Cuidado con los ojos de los dioses.
4
Desnuda tu oscuridad.
Nunca baja la luna.
5
Claudia Elena,
aquí en Buenos Aires,
oigo tus abrazos.
1
Vaciado de uno,
uno comienza a ser.
2
Mañana de pájaros,
memoria que te alberga.
3
La luz dibuja
el resto de la nada.
4
Te pintaras la boca.
Seguirás frágil, mi niña.
5
Pasarán los días.
Después de mi muerte,
iremos a tomar helados de chocolate.
(Ésa es nuestra ancestral costumbre).
Yerba vieja.
Aroma intenso.
La hierba
siempre festeja.
Hace frio.
Lo inmóvil, persevera.
Lo demás,
opacamente,
fuga
La voz muda
es
una subversión
reposada.
Una pesada red de sucesos
impulsa el ardor de un gran silencio,
fundando cicatrices
que tal vez jamás sanen.
Mas todo lo que muda se aquieta;
un sol deslumbrante le da valor.
No te abstraigas del muro del límite.
El follaje bueno y renovado sólo crece dentro de él.
La naturaleza de cada ser
debe resolver su querer.
Buenos Aires, 2015.