La Calle Del Silencio

Separándose de uno mismo,
restituirás
la posibilidad
de escribir
tu mejor estrofa.

Es justo
profesar
el dictado
de tu sangre.

La equidad
gira danzante
en el desierto.

La ruta
del robot,
la chatarra
y su discurso.

 

Tu pasión está para alertar
la restauración de la esperanza.

Te interrogarás.
Ése es el principio
y el fin del pensamiento.

 

Otro entender.
Poesía sutil.
Los mortales
abusan de la letra.

Todo acontece
al imperio
del amor
y de la pluma.

El principio es el amor
La gracia de su naturaleza
potencia toda batalla.

La sonoridad
reposa unida
a la substancia.

Fuimos dos en uno
Lanza tu nombre,
juntos cabalgaremos.

Tu fábula
en rebeldía;
noche de gloria.

Gran empresa:
restituir vida.


Y dirás:
La fuerza del verbo
da grosura a la vida.

Tu modus operandi,
en verdad,
es fuego que cancela
la escena de la angustia.

Para un justo factor de cohesión,
la búsqueda ascendente de la trascendencia.

La manifestación de lo posible
está en el principio de la interacción.

La cabeza debe ser gobernada,
con olfato, como asignación esencial.

En la potencialidad del ser,
la gravitación esencial de la luz.

Lo inmóvil pertenece a lo eterno.
Prefiero existir en los pañales de la Muerte.

Si los números hablaran,
Dios fuera conocimiento en expansión.


1
Esgrime tu verdad
aunque alborotes un millón de respuestas,

2
No todos se auto-realizan
porque no saben nombrar las cosas.

3
En el verbo,
lo sacro se profana.

4
Quien domina la causa,
hace lagrimear o reír los efectos.

5
Un bofetón útil:
La experiencia de la culpa
y el rabioso castigo.

6
No te inflijas soledad.
Dios no te soplará los pulmones.

7
¡Ay la Psiquis!
Zumba y zumba
como abejas industriales.

8
Palabras dispersas.
Poesía por conocer
el Eterno Descanso.

9
Un amor que llama.
Una ilusión que llena:
El amor audaz.


Conoce el verbo:
Es un silencio potente
que medita frente al abismo.

Oye bien la verdad.
Nada de crucifixiones.
Sólo tu sangre lleva su carga.

¡Aleluya!
La rosa del poeta
está en la trigonometría del ser.

Torna tu infierno.
Haz pan con ese fuego.
¡Aleluya!

De tal suerte,
lo adivinarás:
El tiempo y el espacio
son los fuelles del porqué.

En cada rincón,
la brutalidad humana
haciendo puentes para fabricar patrias.

Funde tu canto
sin notas eternas.
Ése es el arte del poeta.


Recién venidos,
en los crines del aire
los fuelles del amor.

Atar y desatar.
Este epigrama se funde
ante la belleza.

Morir es parir un poco.
Por derecho, pecamos.
Para alcanzar, perseguir.

Atempera el fuego.
Disimula la derrota.
La victoria, allí, sonreirá.

Redacta un epitafio.
Es un anuncio de rigor.

Un silbido amoroso
sobre tu cara;
Nadie sabe de tu astucia.

De fácil geometría
los pétalos de la rosa.
Demasiado es su peso
para estropearlo.


Quien gobierna bien su rebaño
debe dominar la aritmética del viento
y la copa de vino que le sirven los mortales.

Las patrias se vuelven fatales cuando se nos impone
el sabroso sabor del poder.

¡Oye! Somos seres recién venidos,
llenos de fuerza,
carentes de individual pedagogía.

No te cargues con maletas ociosas
ni pecados capitales.
Vive inteligible tus amores,
aunque estés todavía en pañales.

Buenos Aires, 2015.

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