Espíritu crítico
La globalización nos lleva en sentido obligatorio a movilizarnos hacia el saber externo, pero nos afianzamos reforzando nuestra identidad, por ello; más que nunca soy Guayaco, pero al mismo tiempo un ser planetario, por lo tanto, la apuesta debe ser en doble sentido: local y global.
No podemos pensar que la globalización necesariamente es una expropiación de lo propio o una carta superior del Imperialismo. Nosotros debemos jugar el juego, asumir el reto y entender que el globo gira, y nosotros nos debemos afianzar intentando conservar ideas y valores propios.
¿Quién es hoy absolutamente puro en identidad?
¿La cultura del otro, aceleradamente invade nuestra gastronomía?
¿Dónde no hay comida china, mexicana, italiana, española o tecnología multicultural?
La dimensión funcional de la humanidad nos hace día a día mestizarnos en conocimientos, razas e información, haciendo reaparecer un fuerte mestizaje de todos los continentes que movilizan genes, energía y cultura, para encontrarse y comprenderse en espacios virtuales o reales.
Los lideres del norte, del sur, del occidente y del oriente, deben hacer conciencia de la necesidad de preservar los vínculos entre culturas y civilizaciones, con respeto al pluralismo cultural, pero sobre todo como lo exige la posmodernidad “Que la diversidad cultural y su mestizaje sea entendida por todos como la mayor garantía para un desarrollo duradero.
Hoy, vivimos la mayor problemática de identidad universal, parece que el hombre (la especie humana) estuviera construyendo una nueva Torre de Babel, y pienso que es de alguna manera cierto, ya que estamos acelerando los procesos tecnológicos, de tal forma, que no podemos asegurarnos sabiduría, y es por ello; que debemos anclar en nuestras mentes una revolución mental que no nos quite identidad y nos permita aceptar al otro y a los otros.