Metas democráticas
¿Quién calmará el terror diario que vive nuestro pueblo?
La miseria se acrecienta, no hay revolución que la calme a pesar de que le sirven una y otra vez una fanesca de esperanzas y ritos.
La masa ha sido otra vez asfixiada con la esperanza que siempre es una droga provocadora.
La historia sigue girando, y nadie se sintoniza con las demandas populares.
El dolor moral sigue, la humillación del liderazgo es más grande cada día, y el perfil emocional moral popular es cada día más amansado.
Medito y vuelvo a meditar:
¿Quién tiene la culpa del todo esto?
¿Cuándo se establecerá una sociedad más justa?
¿Sucederá algo mágico o hay que trabajar en la evolución?
El mundo ya no debe ser más de dogmas, sino de acuerdos bien entendidos.