EL EMPUJE DE LOS NECIOS

La suerte no abandona a los necios.

Redundante la necedad criolla,
se repite el error, ciclo tras ciclo.

La autosuficiencia de nuestros necios
hace el rudo trabajo de arrastrarnos
a los ardides de nuevas tumbas.

Mas, a modo de recompensa,
su necedad los interna
otra vez en el Paraíso.

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