Canto primero

Mi vida es como la de cualquier árbol;
se abre y se cierra,
intentado comprender que arriba está el cielo.

Aquí con mis parábolas y decires
que pasan insomnes ante todo iconismo.

Descubro que detrás de la nada no hay nadie,
solo un susurro veloz que me dice:
“Nunca un nunca”.

Abro mis libros y solo encuentro batallas pálidas,
hablo de lo que no he visto y que no sé cómo callar.

 

DÍAS HUNDIDOS: